Seguramente que este concepto os suene de algo…tal vez lo hayáis oído en el colegio, visto en artículos/blogs o leído en libros. Pero, ¿qué es la disciplina positiva?
La disciplina positiva es un modelo educativo que nos ayuda a entender el porqué de la conducta de los niños y cómo reconducir lo que está haciendo desde el respeto, sin castigos ni autoritarismo.
Educar en Positivo significa establecer un liderazgo con límites claros desde la amabilidad y la firmeza al mismo tiempo. Es la unión de una actitud basada en el respeto, sin una “lucha de poder”, con unas herramientas pedagógicas que se basan en la comunicación y la empatía, gestionando los errores como oportunidades de aprendizaje.
Para ello, es necesario averiguar por qué está sí, ponernos en su lugar, entenderlo. Puede ser que no se quiera meter en la bañera porque está cansado, o porque lleva todo el día fuera de casa y quiere jugar contigo, o porque tiene hambre y lo que quiere es cenar. Una conducta puede tener muchas interpretaciones. Conocer a nuestro hijo, nos ayudará a saber cómo gestionar las situaciones difíciles.
Una vez que hemos conectado con él, hay que redirigir. Cada niño necesita una cosa: los hay que un abrazo, les contiene, otros que necesitan su tiempo…lo importante es hacerle llegar que sabes qué le pasa, ponerlo en palabras y acompañarle. “Entiendo que no te apetezca bañarte, estabas jugando y eso es más divertido. ¿Qué te parece si nos llevamos un juguete y le bañamos que necesita un baño?” De esta forma, evitamos un conflicto, nosotros no nos enfadamos y establecemos un vínculo más sano con el niño.
La clave está en mantener la calma, buscar una solución creativa y que se sienta querido.
Cuando educamos en positivo, a corto plazo conseguimos que los niños cooperen y evitamos conductas no deseables. Así, van aprendiendo a gestionar las frustraciones, adquirir flexibilidad mental, resolver problemas, y desarrollar destrezas sociales y emocionales. Es decir, van adquiriendo habilidades internas que serán necesarias para cuando sean adolescentes y, más tarde, adultos: autocontrol, respeto, responsabilidad, establecimiento de relaciones sanas, …
Como dice Álvaro Bilbao, “si queremos hijos felices hay que enseñarles a navegar en tempestades”.
Os invitamos a leer este artículo sobre la charla que nos ofrecerá Álvaro Bilbao en su visita al colegio.
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