Hoy 17 de marzo es el Día Mundial del Sueño y vamos a hablaros un poco de lo importante que es como elemento dentro de una vida saludable, ya que el sueño, es esencial para la salud.
Al igual que una alimentación sana, la práctica diaria de deporte o el contacto con la naturaleza, establecer unos hábitos que favorezcan el sueño de calidad es fundamental para mantener y cuidar el bienestar físico, mental y social.
La falta de sueño hace que nuestro cuerpo y mente muestren ciertos síntomas que pueden desembocar si se mantiene esa carencia a lo largo del tiempo en la pérdida de ciertas habilidades como la atención, memoria y orientación o desencadenar en enfermedades degenerativas.
Estos síntomas “leves” que podemos observar son:
- Cambios de humor.
- Reducción de la capacidad de espera y gestión de conflictos.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Incremento de los niveles de azúcar (diabetes).
- Aumento de la presión arterial e inflamación, que pueden generar enfermedades del corazón.
- Obesidad.
- Debilidad del sistema inmunitario.
- Ansiedad y depresión.
En la infancia la falta de una buena rutina para dormir y de un tiempo de descanso óptimo afecta directamente en su desarrollo, aprendizaje y como consecuencia rendimiento escolar. Ya que a los síntomas antes nombrados se añaden:
- La falta de organización de tiempos, que le permiten anticipar y adaptarse al ritmo familiar dificultan la confianza de lo que se espera de él o ella y por lo tanto se desconciertan y no son autónomos.
- Desánimo, apatía y oposición.
- Irritabilidad e impulsividad.
- Falta de concentración y cefaleas.
- Pérdida de memoria.
- Disminución de reflejos y por lo tanto caídas, “choques” y pequeños accidentes.
Esta falta de sueño afecta directamente en las habilidades necesarias para su aprendizaje y desarrollo integral.
Para establecer una rutina correcta de ir a la cama y conseguir un sueño de calidad os damos las siguientes pautas/consejos:
- Cenar ligero una hora antes de la hora de la cama.
- Jugar de forma tranquila, eliminando las pantallas y televisión para no sobre-estimular al cerebro con imágenes y luces que dificultan el sueño y descanso. Os recomendamos juegos de mesa o conversar en familia.
- Establecer una rutina previa, que siempre se mantenga y que permita al niño anticipar que “ya se acaba el día y toca descansar”. Esa rutina puede ser el aseo previo, ponerse el pijama y leer un cuento en familia o sólo. Es importante que esa rutina sea comunicada previamente y acordada entre todos.
- Despedir el día y recordar juntos aquello positivo que ha ocurrido y tener una “frase” que indique que el día ha terminado y ya es momento de descansar, para repetir en cada “intento” de no dormirse todavía.
- Establecer un pequeño ritual nocturno: arropar, dar el beso de buenas noches, buscar el elemento o muñeco que le acompañe para dormir y decirle algo que les haga sentirse valorados y queridos al acabar cada día.
- Quedarnos cerca con la luz apagada si nos lo piden. Es importante que sepan que estamos ahí o, que si nos llaman responderemos. De esa forma, saben que siempre serán escuchados y se relajarán para dormir tranquilos.
A los más pequeños les podemos ayudar, a recordar y realizar cada paso de manera autónoma, con una tabla de rutinas visible para que identifiquen los momentos del día y actos previos a irse a la cama.
¡Feliz descanso!
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